La costumbre de dejar la puerta entreabierta, es algo que adopté desde niña, por miedosa y porque me hacía la pila en la cama.
Todavía la dejo. No precisamente la de mi cuarto, sino la de mi vida. Para ver quien está asomándose y, sin necesidad de que llame, invitarlo a pasar. Así la timidez de aquel o aquella no evitará que conozca, quizá a una gran persona, quizá a mi mejor amigo (a), quizá al amor de mi vida.
Se queda entreabierta también para que quien quiera irse lo haga sin hacer ruido y sin despertarme. Porque odio despertar para saber que me dejan. Prefiero no saber que alguien se va de mi vida. Así, su alejamiento será un acto de libre albedrío (sin el filtro de mi persuasión) y sabré que quien se quede, en esta, su casa, lo hace porque puede encontrar un cachito de felicidad a mi lado.
Y la dejaré así, para que quienes decidan regresar, no la encuentren cerrada y no tengan que tocar para entrar.
10 comentarios:
Haces bien...dejarla entreabierta no?..uhmmm...por lo de la posibilidad de conocer gente maravillosa sí me parece buenísimo; pero la verdad cuando estoy molesta yo sí la cierro sin arrepentimientos y puede que para siempre...depende pues, depende de cada caso no?...
Por cierto, me gustó mucho este post...
Para ti está abierta de par en par mi Rox yeah
Rous bb...Rous niña...Rous adolecente...Rous de hoy...
como decía Allan: rous es rous jajaja
en efecto, la vida es saber dejar opciones
ojalá y no se asome algún loco que me quiera lastimar
Gracias por dejarla entreabierta, eso me permitió conocer un ser humano maravilloso que nunca termina de maravillarme...tú , mi linda Rose
qué lindo!!!
El peligro de las puertas entreabiertas, es que hay tanto voyeurista!!, pero mientras vean y no toquen (quien no quiero que toque, of course...)
mucho pero mucho temor
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