miércoles, 1 de abril de 2009

Ruleta rosa


Y en su intento desesperado por respirarla, por digerirla, la probó. Todos sus ímpetus se enquistaron en ella y se enamoró. No había más.

Mientras él dormía, al lado de ella, sus tormentos despertaron y se aterró. Sus ganas se reprimieron, sus alas se incendiaron, su sudor se secó. Se fue.

Mojó sus zapatos mientras miraba apenas la vereda, lleno de rabia, lleno de lágrimas, lleno de incertidumbre. De: siempre lo mismo.

Luego en el fondo de las copas, en flores de un día, en la calma perdida, en sus amigos y en la cocaína, la veía justo cuando no quería verla.

No confió en ella.

No confió en él.

2 comentarios:

Miguel Rodríguez dijo...

Me enganché (como tenía que ser)

El título está genial.

Sigue escribiendo!!!!
besotes!

Kevin morán dijo...

interesante...

saludos!