viernes, 26 de septiembre de 2008

Telescopio




Escuchando a la Tunstall me imaginé mirando, a través de un telescopio, a un caballo negro junto a un cerezo, de frutos apenas maduros.
Siguiendo a ese caballo, llegué a un silencioso mar, en cuya orilla te busqué.

De repente, en un pedazo de agua me encontré y me miré. Me dio curiosidad conocerme, pero me distraje con la luna. También pensé un poco en el cerezo.
Quise entonces con mi telescopio descubrir el universo, como si nadie supiera de él. Casualmente te encontré. Eran sólo el universo y tú.
Estabas del otro lado del mundo, pero aquí. En el mejor lugar para caer sin pensar en desastres.
Desastres como los míos. Los que vienen en miniatura. Como cuando intento detener el amor, cortando lazos.

Nuevamente miré por el ojo de mi telescopio para seguir buscándote y saber si tú también me estás buscando. Para verificar si ya es momento de desactivar esta falsa alarma que me hace esperar lo que no sucederá.

Frente a este telescopio imaginario de caballos, mares y cerezos, bajo de este clima atroz que me enfría la alegría y me impide seguir sanando, me sigo preguntando dónde estás. Escuchando a la Tunstall...

jueves, 25 de septiembre de 2008

No se dice huevón...



Huevón le dicen en algunos países (en Perú, por lo menos), boludo en Argentina. En ambos casos, la definición que alude al tamaño de las gónadas masculinas (llámese huevos y bolas, respectivamente), se refiere, en realidad, al hombre: tonto, tarado, idiota, imbécil, lerdo etc. Y, aunque no se haya comprobado científicamente la relación de su tamaño con el desempeño neuronal masculino, es la mejor manera que alguien encontró para referirse a los ineptos y que se hizo bastante popular en diferentes latitudes. Dependiendo del tono en la voz, también se usa para llamar "cariñosamente" a los amigos más cercanos.


***
Cuando era niña, lo escuché por la calle "¡oye huevón, ven acá!". Corriendo le fui a preguntar a mi abuela (que además era profesora y lo sabía todo).

Rous: Mami Yoli, ¿qué es huevón?

Mami Yoli: ah! es el aumentativo de huevo. Pero si lo escuchaste en la calle es porque los hombres le dicen huevo al testículo, mi amor.

Yo entendía perfectamente el significado de "aumentativo", gracias a mi Mami Yoli. Oh sí! Yo tenía un vocabulario de chiqui-vieja.

R: Ah! y ¿por qué? ¿Acaso los hombres tienen los testículos grandes?

M Y: De todos los tamaños hijita. Pero eso en realidad no es tan importante, porque a lo que se refieren ellos es a una manera de insultarse. Decir "huevón" es como un insulto.

R: Ah! En ese caso deberían decir ¿"Testiculón"?

M Y: Pues sí. Testiculón sería la palabra adecuada.

Me quedé con el aprendizaje: "No se dice huevón, se dice testiculón".

***
Me reencontré con una amiga del cole hace poco: Fiore. Lo que más recuerdo de ella es nuestra común adicción a jugar "el ahorcado" en el cambio de clase o cuando el profesor se ponía muy aburrido. También en ambas circunstancias.

Para información general, el juego este, consiste en adivinar frases o nombres de personas, películas, series, etc. diciendo letras en voz alta que coincidan con los espacios designados a un nombre. En caso de decir más letras de lo que tome dibujar a un muñequito ahorcado, se pierde el juego.

El hecho es que habíamos jugado tanto al ahorcado, que nos habíamos quedado sin películas nombres y frases. Así que a mí se me ocurrió utilizar aquel aprendizaje (que le había transmitido en alguna oportunidad a Fiore).

Ella adivinó y llenamos la frase: "No se dice huevón, se dice testiculón". Reímos mucho. Guardamos el papel lleno de frases y muñecos ahorcados en el porta cuadernos de la carpeta.

El problema fue que al día siguiente la profesora de religión nos encontró jugando y nos quitó el trajinadísimo papel. Nosotras no teníamos idea de por que, la profe se puso roja y se enojó mucho. Nos envió donde el director de normas.

No entendimos nada hasta que el direc leyó en voz alta (casi aguantando la risa) aquel aprendizaje de las bolas y los huevos. Traté de explicarle lo de mi abuelita... como sabrán no me creyó.
Llamaron a nuestros padres y el resto es historia.

Le conté a mi abuela de aquel impasse y muy resuelta me dijo : "¡Yo iré a hablar con ese señor!" (refiriéndose al director). La abracé y le dije que no era necesario.




Reencontrarme con Fiore me trajo este lindo recuerdo. ¡Gracias Fiore! ¡Gracias Mami Yoli!

martes, 23 de septiembre de 2008

Tristeza de mi vida



Hace no mucho caí en cuenta de que vivo escapando de la tristeza. ¡Plop! Como Mafalda de la sopa. Además me di cuenta que tenía un montón de lágrimas más reprimidas que célibe en casa de citas. O sea, descubrí que soy una reprimida.


Cómo fue que descubrí esto? Pues gracias a la iluminada y elocuente frase que me dijo Sofi: "la tristeza es parte de la vida". La repetí una y otra vez. Recordé cuando le decía a mi mamá, de niña, que quería ser un pez para que nadie me viera llorar. Para que nadie me pida explicación de mis lágrimas o se preocupe. Para que nadie me diga: "no llores". ¡Porque viven diciéndonos eso! ¡aj! y terminamos "ahogando las penas", "parchando los huecos", aturdiéndonos con la carga de nuestras agendas diarias o el ruido de las calles, de los bares.


Lloré. Esa fue la consecuencia de mi reflexión. No mucho porque estaba manejando y no podía ver las calles con claridad. Y con esas lagrimillas se fueron un par de dolores antiguos. Fue como finalmente limpiar el polvillo escondido bajo la alfombra. El que no se ve pero está.






Otro nuevo comienzo. ¡Bienvenida tristeza! Nada más no te vayas a quedar mucho.

sábado, 20 de septiembre de 2008

La última virgen





Conoció, sonrió, aceptó.


Bebió, imaginó, se asustó. Volvió a aceptar.


Caminó, cerró la puerta, abrazó, besó.


Sonrió, se volvió a asustar.


Deseó, acarició, aceptó, amó...




Despertó, dudó, escuchó una voz: "Cuando tu deseo sea mayor a tu temor". Sonrió de nuevo.


Suspiró.


Volvió a aceptar.


Volvió a sonreír.


Dijo adiós.


Volvió a suspirar.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Escaparse del frío



Depurando mi billetera de los papelitos que hacen bulto en lugar de los billetes, encontré una servilleta en la que escribí: “para escapar del frío de Lima”. Escribí en ella, mientras estaba sentada a una mesa del Angela´s Place* el último día que amanecí en mi sitio vacacional. Decía esto:

1. Comprar pasajes para Máncora: balneario al norte del Perú donde no hay nubes que cubran al sol, todo el año.
2. Alojarse cerca del mar: uno se puede ir a pie a tomar baños de sol y de sal. Por la noche, las olas espantan al Sr. insomnio.
3. Mirar arañas de mar al caminar por la orilla: verlas esconderse sirve para entender que el miedo está presente cuando tenemos algo desconocido en frente.
4. Descubrir Babilonia: el lugar está lleno de extranjeros, de todas partes del mundo (menos oriente, por razones que desconozco), lleno de idiomas, de mochilas grandes, de ojos claros y olores diferentes.
5. No herirse los pies: pues al caminar sobre las rocas mojadas es fácil resbalar y patear involuntariamente con el dedo meñique una piedra puntiaguda y terminar con el dedo negro, adolorido, hinchado y negado a las largas caminatas.
6. Ir con mamá: para recordar que nuestros padres son humanos y falibles, para reconciliarnos mucho, para beber vino y comer sin remordimientos.




Ir con mamá

*Angela´s Place: acogedor lugar mancoreño para alimentarse sanamente y encontrar buenos libros para intercambiar. La dueña es la austríaca Angela quién llegó a Máncora hace años para vender deliciosos panes de semillas en la playa, montada sobre su bicicleta. Hace seis años puso su local. Se convirtió en mi favorito.







Pescar a Angela haciendo las cuentas en el Angela´s Place

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Hasta la próxima luna




Y sucedió, pero no.
Y me arrepentí, pero no.
Nadie nos detuvo
Nadie nos vio

Sin plan, ni perfección,
compartimos impulsos, nervios y tonterías en la boca.
Algo de humo.
Mucho de besos.

Y como siempre, compartimos también
a la luna llena.
Como al comienzo
Como en tu ausencia
Como en mi locura
Como siempre y nunca.



Así se verían los dragones si se enamoraran