martes, 30 de diciembre de 2008

Buscando oro


Tendida yo cual bufeo varado en la playa, de cara al sol, vi caminando a mi amigo Daniel, con una vara de madera en la mano y mirando la arena como buscando algo. Mis neuronas maceradas sólo atinaron a pensar: "está buscando oro en Punta Hermosa".

Y... claro! con razón Daniel siempre anda muerto de risa y feliz por la oficina. ¡Busca, encuentra y vende oro! y su chamba de profe es un pantallazo. Quizá hasta cotice en bolsa.

Entonces me animé a preguntar: ¡Daniel! ¿Andas buscando oro? y fabricó una linda mentira: "No, lo que pasa es que este palito de madera es el que le falta a la silla de Camel (su esposa) y se lo quiero poner para que la silla no se desfonde".
Luego me gritó "Allá voy a clavarle el palito a Camel" (el muy corriente)
Evidentemente no le creí nada pero si para mi amigo Daniel atender a su esposa es como buscar oro, pues yo le perdono todo.

viernes, 26 de diciembre de 2008

el día después de la noche buena

(caminando con Alis por calle Arica rumbo a tomar un jugo en "El Enano")

Alis: (luego de un largo suspiro) ¿no sientes alrededor ese entusiasmo sosegado de la gente el día después de la noche buena?

Yo: es la indigestión mamá.


(y así maté la reflexión navideña para el 2008 de mi madre)

¿cómo haríamos para que nieve en Lima?

jueves, 18 de diciembre de 2008

las consecuencias de no tener miedo (segunda parte)


Jugando con fuego
recuperé la sensibilidad al calor

Y tirada en el piso
me invadió el vértigo.

…y sonreí por no llorar
mirando al hilo -del que pendo-
hacerse débil mientras más me eleva.


Y no me quedé sino con una nueva historia
para compartir en un café
con un helado
con un amigo
o en su defecto
conmigo.

martes, 16 de diciembre de 2008

Álbum de fotos


Foto 1
Jugar en el parque con Juls, haciendo de los arbustos nuestros tronos o lo que se nos ocurriera es una de mis fotos favoritas.

Foto 2
Pasear en bici, también con Juls.

Foto 3
Comer dulces con ella hasta hartarnos mientras veíamos a Popeye en la tele, están en el mismo álbum “las cosas más lindas de nuestra niñez”.

Foto 3
Imaginar cómo sería ser grandes y prometernos vivir en una casa llena de perros, sólo en caso de no encontrar maridos o esposos (o no tener hijos).

Foto 4
Y cortamos nuestros deditos para hacer nuestro pacto de sangre…

Foto 5
Remojarnos y jugar en la piscina hasta arrugar nuestra piel, luego de hacernos la pila (en ella).

Foto 6
Crecer de lejos y en todas las direcciones. Enamorarnos.

Foto 7
Encontrarnos para contarnos lo que hicimos cuando estuvimos lejos y quizá llorar.

Fotos 8 y 9
Yo mirando mi monitor leyendo un email suyo. Ella leyendo mi respuesta. Ambas riendo.

Frente a esta foto me acordé del delicioso olor a canela y manzana de su nuevo hogar, muy lejos de aquí, muy lleno de ella, muy ella. Las demás fotos andan dando vuelta en nuestros entornos, en su sala, en mi escritorio, en más de un post de este blog, en nuestro bar favorito, en la playa, en Lima, en Washington... cerca y lejos.

lunes, 8 de diciembre de 2008

De basurera


Antes de ayer encontré una decena de botellas de agua mineral vacías en mi carro (de 600 ml c/u). Fue el saldo de casi una semana de una sed descontrolable y selectiva: "sólo agua mineral".

Asustada ante la cantidad de basura que puedo albergar bajo los asientos del Massty (car), le cedí el honor de ayudarme a limpiar a mi mamá. Ella feliz.

Pasó el camión de la basura.

De pronto vi a mi mamá perseguir al camión, botellas en ristre para dedicar, a los nobles señores basureros, mi basura.
De no ser por la oportuna ayuda de mi mamá, me hubiera faltado sólo mi triángulo de metal, pintar en el pompis de mi Massty un sello de la municipalidad y pasar por las noches recogiendo lo que nadie quiere más.

Lo que apesta, lo que alguna vez fue recipiente o alimento, lo que limpió, lo que no dejamos que nadie vea, lo que tocó nuestra piel, el registro de nuestros costumbres: simplemente basura. Basura de colores con destino incierto y enfadoso olor. Basura de todos.


miércoles, 3 de diciembre de 2008

La ciudad del cemento (II)






Intro
Si me preguntaran qué visitar en NY diría ipso facto: el Metropolitan Museum y algún lugar donde vendan bubble tea en China Town, obligado y por lo menos.

Día 4
Luego de irnos a ver la estatua verde, con un muffin de manzana en la barriga y un café, Miss Bourdain y yo nos internamos en el MET, como se le conoce al Metropolitan, y nos dejamos llevar por las excentricidades, sensibilidad, talento y pasión de los autores de hermosos lienzos y piedra tallada, principalmente.
Jugué a la fotógrafa, jugamos con las imágenes, nos metimos en ellas.
Ahí descubrimos que para el MET, mejor que un reloj para medir el tiempo, son los pies. Teníamos seis horas andando ahí y nos enteramos, por el dolor en los pies, que no fueron 10 ni 15 los minutos de regodeo espiritual que nos regaló NY.

Cenamos italiano, reímos peruano, pagamos la cuenta en gringo y nos prometimos más diversión al día siguiente.

Día siguiente
Anduve sola por Broadway. Entré a un diner a desayunar a la hora del almuerzo gringo y conocí a siete manganzones obreros que se sentaron en la mesa de al lado y notaron que hablé en español por teléfono.
El más avezado se atrevió a preguntarme si era de Argentina. Dije que no (cortante, aunque fuera guapo). Pues me traían un delicioso cheesecake y no quería ser interrumpida.
Antes de irme les regale tamaña sonrisota y me despedí de ellos con mi mano dentro del guante.

Me fui al museo de Historia Natural para fotografiar a un mamut, un león, varios animales con cuernos y un gorila. Me fui

Caminé hasta mi hospedaje y tomé una breve siesta hasta que llegó Miss Bourdain. Pasamos un ratico por Brooklyn. Caminamos por Soho, Chelsea, etc. Luego fuimos a China Town de compras.
Finalmente terminamos en la puerta de una disco newyorquina conversando. Yo con Miss Bourdain y ella con sus cuchucientos amigos (a menos 15 grados C brrrr).

Cuando entramos, bailamos como descocadas solas y acompañadas. El coqueto barman me sugirió más que tragos y me alejé de la barra muerta de risa. Bailé las pacharacadas que nunca bailo y me divertí como enana.

Otra vez los pies nos dijeron que era hora de irnos. Nos fuimos.



Último día
Al día siguiente sólo nos quedó la mañana para hacer maletas, conversar, beber café y reir. Miss Bourdain sabe donde se vende el mejor café (MUD Coffee), la mejor comida italiana, china y además sabe donde divertirse de noche en NY. También, y por sobre todo, sabe ser buena anfitriona, oyente y amiga. Y, aunque viva en New Yersey, es la novia de New York, oh sí!