miércoles, 14 de septiembre de 2016

tal vez


Ella respondió "tal vez" y el juego empezó. La noche les hizo un guiño y la música fue su cómplice. A propósito -y para despedir voluntades- bebieron de más. Alternaron palabras, roces sin inocencia y miradas voraces.

La pregunta-afirmación que él le había hecho fue: "hoy me voy contigo".

Tomados de la mano, como enamorados de toda la vida, caminaron. Se inventaron un momento de "almas gemelas" un espacio de "amores eternos" una escena de "vivir felices" mientras duraron las dos cuadras que separaban a ese bar de su destino.

Cuando llegaron, con la puerta "muy cerrada", él se encontró bajo su falda. Ella, bajo su piel. Hicieron lo que se suele hacer cuando no hay un mañana.

***

El olor al café los despertó (el que beben todos al mismo tiempo en esa ciudad). Ninguno tuvo apuro en poner los pies en el piso, literal ni figurativamente. Desayunaron abrazos.

Una historia acababa de empezar...




*Suena Knocking on Heavens Door de Bob Dylan