“Siéntate y cállate. Alguien tiene que decidir nuestro rumbo y seré yo. No trates de persuadirme, no lograrás que de un paso atrás”, le dijo Orgullo a Amor.
Amor, haciéndose la desentendida, se acercó a Orgullo y le susurró al oído: “me encanta que seas tan malo” y luego lo besó suavemente en la boca buscando hacer con él lo que mejor sabía.
Ambos, siendo uno, en la cúspide del placer, fueron interrumpidos por una voz que, inundando el espacio, sonó: ¡Perdóname... me equivoqué. Te amo tanto!
Entonces callaron.
Amor, haciéndose la desentendida, se acercó a Orgullo y le susurró al oído: “me encanta que seas tan malo” y luego lo besó suavemente en la boca buscando hacer con él lo que mejor sabía.
Ambos, siendo uno, en la cúspide del placer, fueron interrumpidos por una voz que, inundando el espacio, sonó: ¡Perdóname... me equivoqué. Te amo tanto!
Entonces callaron.
Amor sonrió.
Orgullo sudaba la derrota.
1 comentario:
Wow que lindo! =D me encanto!
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