Unos sólo salen a mirar el mar, otros a caminar o a llevar a sus canes a hacer pupú mañanero. La mayoría, está ahí corriendo, como yo. En buzo o en pijamas, en leotardos o shorts, todos con cara de recién levantados, todos como esperando algo.
Yo por ejemplo, espero nivelar mis endorfinas para estar feliz durante el día, espero perder algo de peso y espero sudar todas las ganas de cualquier represión pasada.
Y correr es lo mejor que sé hacer una vez caída de la cama, contra mi voluntad, cuando Morfeo ya nada quiere conmigo y me deja de madrugada. A trote veo a todos quienes, como yo, se integran al malecón de Miraflores, en la mañana joven y virgen de ruidos, de carros y de pensamientos.
Son caras conocidas, la mayoría. Son maneras de correr ya familiares pero que al principio hasta me daban risa: unos parecen boxear, otros bailar salsa, otros espantar moscas o al viento.
Una mañana de aquellas, alguien que venía en dirección contraria a mí, me llamó particularmente la atención: con el rostro enterrado en las manos, apenas mirando el camino, mojando su cabello, su ropa y la vereda.
"Entregada a sus lágrimas no dejaba de andar, entregada a su andar, no dejaba de llorar."
"Entregada a sus lágrimas no dejaba de andar, entregada a su andar, no dejaba de llorar."
Y nada pude decirle, temerosa del contagio...
"Cambia el por qué, por el para qué y encontrarás consuelo".
Y seguí corriendo, temerosa del contagio de una pena como aquella, sonriendo.
"Cambia el por qué, por el para qué y encontrarás consuelo".
Y seguí corriendo, temerosa del contagio de una pena como aquella, sonriendo.
***
Hoy salí a correr...
2 comentarios:
A que se debe el abandono del DR teneindo tanto material????
Alis
pacienciaaaaaaaaaaaaaa
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