martes, 10 de marzo de 2009

Correr


Unos sólo salen a mirar el mar, otros a caminar o a llevar a sus canes a hacer pupú mañanero. La mayoría, está ahí corriendo, como yo. En buzo o en pijamas, en leotardos o shorts, todos con cara de recién levantados, todos como esperando algo.


Yo por ejemplo, espero nivelar mis endorfinas para estar feliz durante el día, espero perder algo de peso y espero sudar todas las ganas de cualquier represión pasada.


Y correr es lo mejor que sé hacer una vez caída de la cama, contra mi voluntad, cuando Morfeo ya nada quiere conmigo y me deja de madrugada. A trote veo a todos quienes, como yo, se integran al malecón de Miraflores, en la mañana joven y virgen de ruidos, de carros y de pensamientos.


Son caras conocidas, la mayoría. Son maneras de correr ya familiares pero que al principio hasta me daban risa: unos parecen boxear, otros bailar salsa, otros espantar moscas o al viento.


Una mañana de aquellas, alguien que venía en dirección contraria a mí, me llamó particularmente la atención: con el rostro enterrado en las manos, apenas mirando el camino, mojando su cabello, su ropa y la vereda.

"Entregada a sus lágrimas no dejaba de andar, entregada a su andar, no dejaba de llorar."


Y nada pude decirle, temerosa del contagio...

"Cambia el por qué, por el para qué y encontrarás consuelo".

Y seguí corriendo, temerosa del contagio de una pena como aquella, sonriendo.

***
Hoy salí a correr...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A que se debe el abandono del DR teneindo tanto material????

Alis

Rous dijo...

pacienciaaaaaaaaaaaaaa