domingo, 23 de diciembre de 2007

INSOMNIO DENTAL




Despertar a medio sueño pensando en lo del día o revisando la agenda mental de la semana se me había hecho común. La lucha por volver a dormir puede durar de 5 minutos a 3 horas y consiste en cerrar los ojos a la fuerza invocando al buen Morfeo contando ovejas.
El problema es que a veces, entre las ovejas, se aparece mi mamá diciéndome: “no te olvides que el domingo almorzamos”, o se aparece por ahí una computadora con pies mostrándome a todo color el sitio web de mi empresa, colgado, fregado. A veces aparezco yo mirando mi ropero pensando “qué me pongo”.
Si Morfeo fuera hombre sería el ideal. El que siempre deseo por las noches a quien siempre busco. El que llega y si estoy cansada sólo me abraza Luego me abriga y me canta lo que quiero y necesito oír. Las historias más alucinantes, los deseos más anhelados y los temores encarnados en una secuencia incoherente y difusa. A veces le da por revelarme el futuro.
"Te necesito", me imagino decirle. "No te vayas", etc.

La afinidad entre Morfeo y las ovejas nunca la entendí pero sí hay, sin duda, un total divorcio entre Morfeo, el café y mis salidas. También hay una extraña y olorosa poción extraída de una raíz a la que acudo a veces para "atraer" a mi amado Morfeo: Valeriana. La televisión en "Mute", una canción de Chico Buarque, leche caliente, manzanas sancochadas también sirven en el ritual.

Y, aunque no creo en los químicos, para conquistarlo sirven. Un tratamiento dental me reveló que hay morfeos para cada escala. Es decir, el Morfeo dental es el que sucumbe ante el llamado de la anestesia inyectada en forma certera en la cavidad bucal. Lo peor en medio del tratamiento es que ésta no haga efecto. ¡Insomnio dental! O sea, dolor inminente.
Un tratamiento dental así me revela muchas verdades: el insomnio duele, el sueño cura. De ahí que sea éste el refugio principal de los depresivos. De ahí que busquen su anestesia permanente en un certero y sangrante corte o en una pócima letal.





Es linda la palabra: sueño. Invocarla: sueño, sueño, sueño... es mejor que contar ovejas con la cara de tu mamá.




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