Lo huelo una y otra vez antes de llegar a mi sitio, justo después de prepararlo. Caliente. Con dos pepitas de azúcar falsa en mi vaso de poliestireno expandible (reciclado, por supuesto). Ya no lo tomo con leche porque recientemente mi cuerpo se reveló contra la lactosa.
Y así volví a ser bebedora de café. "Mi nombre es Rosa y soy adicta al café" ¡Hola Rosa!, sería la sesión de rehabilitación contra este delicioso y oscuro vicio.
Ya no me asusta enfermarme de los nervios.
Gutiérrez se fue a Shangai.
Me encanta el expresso doble.
Otra vez mi pila huele a café.
8 comentarios:
Como diria el proverbio turco: "El buen cafe tiene que ser negro como el infierno, fuerte como la muerta y dulce como el amor". Ese es el mejor cafe.
Guille
Es oro negro... Café olé!!!
Miguel Bosé dice que hacer café es... definitivamente algo relacionado al placer....oh sí y muy rojo como para este blog rosadito.
prefiero que la pila huela a café que a brócoli (en el buen sentido de la oración pa' los malpensaos...)
alejos
prefiero que la pila huela a café que a brócoli (en el buen sentido de la oración pa' los malpensaos...)
alejos
a mi las mañanas felices me huelen a café
Tomar una rico cafe es un placer maravilloso. Una vez al dia y lograr de ese momento una eternidad es una experiencia exquisita.
Alis
dos veces al día...o tres???
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